Reflexiones a partir del caso Maldonado
¿Qué nos pasa como sociedad? ¿No hemos aprendido nada? ¿Cuánto tiempo más vamos a tardar en darnos cuenta que los derechos y las libertades están por encima de cualquier proyecto político? ¿Cómo puede ser que cuando uno se pregunta y le pregunta al estado (no al gobierno de turno, al estado) donde está Santiago Maldonado te contesten ¿Y Julio López? ¿Y Nisman? Claro que también queremos saber donde están Julio López, María Cash, Florencia Penachi, quien mató a Nisman y donde están los más de 6.000 desaparecidos en democracia y los miles de desaparecidos en la dictadura. ¿Acaso preguntarle al estado por Maldonado invalida la misma pregunta hecha y repetida hasta el hartazgo hace años por Julio López? Seamos buenos entre nosotros.
Hoy es Santiago Maldonado el símbolo de toda una sociedad que tiene memoria y eligió desde 1983 vivir en un estado de derecho. Y toda la sociedad debería estar pidiendo en paz pero a los gritos que aparezca Santiago. ¿Y quienes hoy hacen silencio y hace unos años gritaban desaforadamente preguntando donde esta Julio Lopez? ¿Y quienes hoy gritan desaforadamente donde esta Santiago y hace unos años hacían silencio con la desaparición de Julio Lopez? ¿Qué diferencia hay entre aquellos y estos? También he leído por estos días varias historias increíbles y acusaciones hacia la persona de Santiago sin tener la mas mínima prueba que las acreditase (solo alguna pseudo noticia extraída de algún perfil anónimo de Twitter o de algún portal de noticias de dudosa procedencia, o de los famosos verbos potenciales que tantas historias sin confirmar le permite comunicar a periodistas de renombre)
Y es en esos momentos donde me sigo preguntando ¿Cómo debería ser el actuar de un ciudadano responsable en casos como el de Santiago Maldonado? ¿No deberíamos pedir certezas al estado y celeridad en la investigación a la justicia en vez de inventar historias o hacernos eco de noticias falsas? ¿Para probar y castigar delitos no tenemos leyes y un poder judicial? Lo mismo ocurre con la corrupción. Como sociedad hemos elegido en 2015 poner freno y castigar legalmente a todos aquellos que hayan cometido delitos de corrupción. Y a TODOS significa a TODOS. No solamente a los dirigentes del gobierno saliente, sino también a los empresarios, a los sindicalistas, y a los funcionarios de la actual gestión si los hubiese, no sea cosa que cuando termine el mandato de quienes nos gobiernan hoy, tengamos que volver a perder años y energía creadora en pedir juicio y castigo para los corruptos
¿Cómo puede ser que los argentinos nos estemos acusando de todo, todo el tiempo, sin tener pruebas en la mayoría de los casos? ¿Y si dejamos esa tarea en manos de la justicia y nosotros nos dedicamos a CREAR, a poner toda esa energía en construir el país que queremos en vez de estar acusándonos todo el tiempo? ¿De donde surgen esos fundamentos acusadores? ¿De las usinas creadoras de relatos y de grietas o de nuestros libres sentires y pensares? ¿No nos damos cuenta que nos usan a TODOS independientemente del signo político que nos represente?
Somos una sociedad diversa, con diversos pensamientos, diversos sentimientos y tenemos que convivir entre todos. ¿Cómo se puede caer en la locura de querer construir un país solo para quienes piensan como uno? ¿Qué sociedad ha crecido en la unanimidad de pensares y sentires? Te recuerdo que todas aquellas sociedades que intentaron vivir bajo una idea dominante, tratando de imponerla, terminaron transformándose en totalitarismos violentos que han hecho retroceder a las sociedades x décadas o siglos. Y hablo de intentos tanto de derecha como de izquierda.
El problema radica en dejar de ver al otro como un enemigo y en como transformamos toda esa energía destructiva, en energía creadora. Decía el gran poeta musulmán Rumi «La tarea de la vida consiste en lograr la armonía entre los opuestos. Los conflictos entre opuestos son destructivos; la armonía entre los opuestos son creativos. Dios quiere las ovejas y el león para vivir en paz… «
Debemos comprender profundamente el significado de esta sabia frase, dejar el fanatismo de lado y comenzar a utilizar la cabeza por nosotros mismos. Debemos utilizar el corazón y ser sinceros con nosotros mismos y sobre todo COHERENTES entre nuestro pensar/sentir/hacer. Debemos ser creativos y dejar la mediocridad de lado que podemos hacer algo verdaderamente distinto entre todos. Debemos ser responsables y construir de una vez y por todas un país de ciudadanos CONSCIENTES.
Seba Fernández.
Agosto de 2017