La encrucijada de la actual crisis.
¿Dónde enfocar nuestras energías?
En los próximos años asistiremos a la caída final de un sistema social, político y económico que nos ha dejado muchas enseñanzas y nos ha permitido crecer como colectivo humano, pero ya no puede otorgarnos ninguna solución ni respuesta en nuestros procesos sociales e individuales evolutivos.
Resultará imposible levantar y reconstruir el viejo sistema para que nos vuelva a cobijar a todos con las herramientas políticas y económicas tradicionales, las ya conocidas y aplicadas en infinidad de oportunidades, por distintos gobiernos de distintos estados de distintos signos e ideologías políticas, tanto de izquierdas como de derechas.
Muchos dirigirán sus energías en echarle la culpa a un «otro», independientemente de que disfraz quieran colocarle. Ese “otro” suele ser la construcción de algo externo, de un “enemigo” donde colocar todas nuestras frustraciones y fracasos como colectivo social, ese “otro” nos evita el difícil pero necesario trabajo de mirar hacia adentro, aceptar cuales han sido nuestros errores y sobre todo lo más difícil para nuestro ego: aceptar que nuestras ideas no otorgan las respuestas suficientes y necesarias para resolver los problemas que cómo colectivo social venimos arrastrando desde hace varias décadas.
La pregunta que se hace de vital importancia en este punto de la encrucijada en la que nos encontramos es: Nosotros ¿Donde pondremos nuestras energías?
- ¿En el intento de seguir aferrados a aquello que se muere, entregando de ese modo todo nuestro poder y cediendo derechos a quienes controlarán la denominada «Nueva normalidad»?
- ¿O direccionaremos nuestras energías en la búsqueda de nuevas respuestas y soluciones para la creación de un nuevo sistema social, político y económico mas justo, equitativo, sustentable y acorde al proceso evolutivo de nuestro planeta?
Vale la pena la segunda opción ¿no? En los momentos de crisis la imaginación, la creatividad y el “soltar” viejos patrones y estructuras son muy importantes para que emerjan del inconsciente colectivo nuevas respuestas y soluciones, para que surja lo “nuevo”.
¿Y que es lo nuevo? Por lo pronto, sugiero dirigir la mirada a todas aquellas experiencias que mejoraron la calidad de vida (salud, energía, economía, alimentación, educación, agroecología, etc.) tanto en lo individual como en lo colectivo de los seres humanos que nos rodean. Si observamos a nuestros costados encontraremos mucha gente que ha logrado significativas mejoras en estos últimos años, tanto en sus vidas privadas como en las de sus pequeños colectivos y organizaciones sociales. Por allí encontraremos con creatividad y valentía muchas respuestas.
Y entonces ¿Como comenzamos? No esperemos que nadie nos guíe y nos dirija, comencemos activando nuestros potenciales dormidos, aquellos que nos hacen brillar, nos hacen sentir plenos y que sacan la mejor versión de cada uno de nosotros. Aquellos que durante décadas mantuvimos escondidos por dirigir nuestras energías a «hacer dinero» o a obtener un «lugar social importante».
Una vez reconocido, activado y puesto en marcha, difundí dicho potencial y ponete en contacto con otras personas que estén vibrando en dicha energía, compartí tu nueva tarea y comenta con todo el mundo lo bien que te ha hecho dicho proceso. No nos enganchemos ni demos entidad a quienes critican, a quienes le echan las culpas a otros, a quienes sugieren violencia, odio o revanchismo como solución a los problemas que tenemos como sociedad.
Una vez logrado esto, vas a ver como se crea un maravilloso círculo virtuoso en el que más y más personas se irán sumando poco a poco.
Así cocrearemos el nuevo mundo, el nuevo paradigma, el nuevo sistema social o como quieras llamarlo. Ningún líder ni ser humano «iluminado» nos dirá como hacerlo, saldrá de nuestros corazones y será puesto al servicio de toda la humanidad.
Seba Fernández. Junio 2020.